Mis amigos revolucionarios cool
En Cuba tengo algunos cercanos amigos 'revolucionarios cool', como dice Luis Cino en su último artículo "La conmovedora fe de Harold Cárdenas". Y créanme que lo son de corazón. Por eso los quiero, porque casi todos malviven entre los ramalazos del poder y las nostalgias de un pasado que los envolvió y no los quiere soltar. Pero lo que me detiene de Harold Cárdenas es que él no es de esa generación de que habla el articulista y que define así:
"...hubiera sido de aquellos que no podían soportar el sentimiento de culpa, ya que no tuvieron edad para pelear en la Sierra Maestra, por no haber partido raudos al combate y haber chocado con una bala “en cualquier selva del mundo”.
"...hubiera sido de aquellos que no podían soportar el sentimiento de culpa, ya que no tuvieron edad para pelear en la Sierra Maestra, por no haber partido raudos al combate y haber chocado con una bala “en cualquier selva del mundo”.
Somos esos, como también lo es Luis Cino, que nacimos entre 1955 y 1965 como experimento para un hombre nuevo en una vieja isla.
Pero lo que más desconfianza me provoca en Harold se resume en esta otra frase del periodista:
"...a sus curiosos puntos de vista y a la calidad de su escritura –que la tiene- sino a la testaruda fe que muestra en la perfectibilidad del socialismo castrista..."
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