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Los Miami Marlins y el uno por todas partes


Hoy el calendario marca una fecha muy llamativa, y puede que para la franquicia de los Marlins, que inaugura una nueva imagen, se convierta en un día muy significativo.  Todo indica, por varias razones, que es para el joven team -cumple dieciocho años-, el salto hacia el estrellato e intente, cuando el próximo abril inaugure su nuevo y majestuoso estadio, convertirse en más que un equipo contendor, como lo ha sido durante muchos años, de los pocos que lleva jugando en la gran carpa.

Repasemos los hechos a tener en cuenta para valorar el acontecimiento en su justa medida: Miami Marlins es su nuevo nombre, y los habitantes del entorno metropolitano del Gran Miami, de algo más de cinco millones de personas, se sentirán con más sentido de pertenencia que el de Florida Marlins.  Eso redundará en una mayor asistencia al nuevo estadio, y por ende, en mayores ganancias para la franquicia, que dispondrá, al tener estadio propio, de más liquidez con que generar adquisiciones de peloteros, en relación inversamente proporcional a la historia del team, que desde el comienzo se vio  en la necesidad de cambiar jugadores ya formados por futuras promesas, y que en el mayor de los casos sólo llegaron a eso... promesas.  Esto último representa un factor importante para un largo aliento de victorias.

En la última semana, los encuentros y visitas al equipo de jugadores estrellas y mediáticos, Mark Buehrle, José Reyes y Albert Pujols, han logrado ubicar el nombre de los Marlins en las primeras planas deportivas del país al recién comenzar las adquisiciones invernales con vista a la próxima campaña.  Un equipo con al menos dos de esas estrellas, más la posible adquisición del cubano Yoenis Céspedes, con vista a sumar más fanáticos de ese país en una ciudad donde vive casi un millón de ellos, ubicaría a los Marlins entre los equipos a discutir el primer lugar, tanto en la división y la liga, como en la serie mundial del próximo año.  

El nuevo manager Ozzie Guillén, que ya disfrutó los sabores de un título de serie mundial, acaba de declarar a la prensa que uno de sus regalos para navidad tiene un nombre, el del toletero cubano Yoenis Céspedes.  Adquisición significativa ante la imposibilidad de lograr un acuerdo con las tres estrellas anteriores por su alto costo en el mercado.  Con Buehrle, Reyes y Céspedes, hay suficiente para redondear el equipo.  Los 80 o 90 millones de que dispone la franquicia para gastar en este histórico renacer, más una inteligente negociación en las adquisiciones, alcanzan para lograrlo.  Pitcheo, ofensiva y defensa se fortificarán, además de otras cualidades como el corrido de bases y el bateo de largo alcance. Pero algo muy primordial en estos momentos, con la aparición en el cuadro de José Reyes, es lograr que Hanley Ramírez se llame a disciplina y genere mayor empatía interna en el equipo, tan necesaria para ganar campeonatos. Recordar que  siempre que pasa lo mismo sucede igual, y ejemplos similares en los últimos años en grandes ligas ratifican la frase popular.

Para Jeffrey Loria, conseguir el tercer campeonato de la franquicia con un nuevo nombre, nueva imagen, nuevo estadio, nuevos jugadores y nuevos fanáticos, va mucho más allá que el aura y la buena suerte de lo que pueda representar una fecha con el uno por todas partes.  El dueño de la franquicia ha demostrado a la afición, con creces, que lo del equipo va en serio.  

Miami, que en los últimos diez años se ha empeñado en convertirse en una de las ciudades más importantes de los Estados Unidos, ya tiene su equipo de grandes ligas.  Algo importante para lograr ese sueño.  No podemos olvidar jamás que el béisbol es, y seguirá siendo, el deporte nacional de los Estados Unidos de América, un país en el que aún, el sueño tiene sus espacios.

Habrá Miami Marlins para rato!

Lexington, Virginia


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