Podremos construir América?


Los Estados Unidos -ya en presbisia política- se niegan a usar espejuelos de graduación. Como apenas ven a su alrededor más cercano, han crecido las muestras de descontento popular -existentes desde hace varios siglos y no sólo por culpa de los imperios- desde el sur del río Bravo hasta las pampas argentinas. Es como si para ellos sólo fueran problemas domésticos de esos países. Más allá de los asuntos estratégicos de seguridad nacional -terrorismo, narcotráfico y guerra fría, la presbisia hacia el vecindario se hace sentir en la diplomacia estadounidense del último medio siglo.
Igualmente del sur hacia el norte prevalece un nacionalismo de corte sesentero muy bien aprovechado por las clases políticas tanto de derecha como de izquierda.

El ¨socialismo del siglo XXI¨ es la cabeza visible de ese inmenso descontento hacia los Estados Unidos. 
Aunque tenga sus raíces a comienzos del siglo XIX, fue a partir de 1959 con Fidel Castro y Ernesto Guevara como iconos de la revolución cubana y el antimperialismo yanqui, que comenzó a tomar cuerpo en toda la región una especie de odio frontal y sin tapujos, al gringo, al yanqui,  a sus presidentes, a la sociedad estadounidense, al país del norte, a los Estados Unidos de América.

La sociedad va irremediablemente hacia la globalización. Los intentos por detenerla han sido, son y serán inútiles. La estrategia debería ser entonces mirar hacia el vecindario. Escucharlos, que escuchen, proponerles y que propongan. Llegar finalmente -por consenso- a desarrollar políticas que conlleven a equilibrar las economías y sociedades que en algún momento de un futuro bastante cercano, estarán unidas. Ser un bloque lo más sólido que se pueda y lo más rápido posible. El mundo del siglo XXI será continental. Las fuerzas se irán integrando, la geografía definirá nuevamente sus contornos. Las ¨batallas¨ serán diferentes, pero como ¨siempre que pasa lo mismo sucede igual... habrá perdedores y ganadores.

La Unión Europea, que transita la carrera de la globalización -la energía social contemporánea que mueve a la humanidad- ejerciendo de conejillo de indias, debería ser punto importante de análisis para los Estados Unidos a la hora de elaborar sus políticas exteriores para con los países de América Latina. 
El euro está fallando. Porqué? Desbalance acentuado de economías entre sus miembros en tiempos de crisis global, parece ser la causa de su posible desaparición. Un paso atrás en la visión de los europeos para el XXI. 



las políticas de la zanahoria y el garrote ya fracasaron. Y en varios siglos... no una sola vez.
las del standby -concebidas o por presbisia- también...

lo que funciona, no lo cambies... 
pero lo que no funciona, cámbialo.

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